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- Utilizar una malla muy suelta.
- No desengrasar bien la malla antes de emulsionar.
- No realizar adecuadas pruebas de exposición en fotograbado
- No revisar bien la matriz durante el revelado y antes del secado final.
- Romper la malla por falta de cuidado o al utilizar una espátula metálica.
- Preparar muy poca tinta para la impresión
- No hacer pruebas de impresión usando el mismo material.
- No considerar en los materiales que al principio salen muchas impresiones malas.
- Detener la producción porque falta espacio de secado.
- Impresos estropeados por amontonarlos sin estar bien secos.
- Dejar la malla fotoemulsionada al sol haciendo casi imposible recuperar la malla.
- No sellar bien la matriz antes de la impresión lo que provoca que escape tinta por los lados.
- No contar con suficientes trapos y papel de limpieza antes de imprimir.
- No realizar pruebas de adherencia de la tinta.
- No contar con una segunda opinión para revisión de cada etapa del proceso
- No contar con un ayudante proactivo.